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La lluvia caía sobre el techo del automóvil.

 

Lo que antes había sido una caravana abandonada, ahora no era más que un par de paredes metálicas y medio techo abollado.  Las ventanas rotas. Todos los muebles empapados y hechos pedazos. Estos restos se encontraban justo al medio de un vertedero, lleno de basura, muebles rotos, y extraños objetos que la gente ya no quería.

 

En medio de esta escena, había una chica sentada.  Tenía las piernas recogidas y las rodillas a la altura de la cara. Era bajita, de unos 15 años, y tenía el pelo castaño y bastante corto. La chica, tenía la cara empapada. Lloraba. Su sollozo era el más triste que probablemente haya podido escuchar.

 

 

 

Llevaba el uniforme del colegio completamente empapado, sucio y desgarrado por algunas partes. Las ráfagas de viento hacían entrar la lluvia a las ruinas; el techo no servía de nada. Aún así, la chica continuaba inmóvil, sin pestañear o mirar hacia otro lado. Tenía la mirada clavada al suelo, como una marioneta que le habían cortado los hilos. En la cara de la joven… No había ninguna expresión. Los ojos rojos e hinchados y la suciedad en el rostro mojado de la chica indicaban que había estado llorando y gritando durante horas.

 

Aunque no lo pareciera a primera vista, la escena era totalmente tranquila y relajante. Casi podría decir que podrías quedarte dormido fácilmente, escuchando la lluvia caer sobre el techo metálico…

 

 

 

Esto si no fuera por las machas de sangre que la chica tenía impregnadas en el uniforme. Esto si no fuera por el lago de sangre y cuerpos desmembrados a su alrededor. Manchas de sangre mezcladas con barro y suciedad se podían ver claramente en los restos de la caravana. No había que ser muy listo para ver que allí había habido una pelea. En el suelo había dos… No; tres cadáveres, de personas probablemente menores de edad.

 

La chica continuaba inmóvil, mirando al suelo, llorando lentamente. De hecho lo que miraba era una foto. Entre la sangre y el barro había una foto de un grupo de cinco personas. Observando la foto con más detalle, podrías ver que estaban en un festival, comiendo takoyaki y algodón de azúcar. Parecían realmente felices. La chica también estaba en la foto: a la derecha del único chico del grupo, sosteniendo un oso de peluche gigante, riendo como si fuera el día más feliz de su vida. Sobre esta foto había una mancha de sangre solitaria, lo que hacía  la foto realmente depresiva. Al lado de esta, había una larga hacha teñida de rojo.

 

Dear You (Music Box) -
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Inesperadamente, la chica cogió la foto del suelo sin dejar de mirarla fijamente. Lo hizo con un movimiento lento, como si careciera de energía. Entonces, dejó de llorar y se acurrucó aún más. Al mismo tiempo que un rayo caía cerca del basurero, alzó con furia la cabeza con un grito de desesperación. El trueno resonó en el cielo gris:

 

‘¡¿POR QUÉ?!! ¡DIME POR QUÉ HA TENIDO QUE PASAR ESTO!!’  tenía la voz totalmente ronca; había llorado durante horas  ‘¡OYASHIRO-SAMAAA!!!’  la voz se le quebró por completo.

 

Como si de un fantasma se tratara, una niña apareció detrás de ella. No es que emergiera por arte de magia, simplemente nadie se había dado cuenta de que había llegado. Esta vez, la niña aparentaba unos 12 años, tenía el pelo largo y azul y llevaba un vestido simple de color verde. Aunque también estaba completamente mojada, tenía como un aura que la hacía parecer… superior, de alguna manera. La pequeña niña se puso justo detrás la asesina y la miró seriamente. Ella no se giró. Entonces, sin cambiar la expresión, alargó sus brazos…

 

Y la abrazó.

 

‘No llores’  le dijo con una sonrisa.

 

‘¡Pe… pero he asesinado a… Keiichi-kun… y… también a Mion y a… Satoko-chan…!‘  la chica dijo esto pero sin mirarla, como si sólo estuviera reflexionando. De hecho, el traumatismo que había implicado reparar en sus acciones, era tan intenso que ya… No le importaba nada. No le importaba su vida. Lo único que quería era que sus amigos volviesen a la vida. Sus queridos amigos. Lo que una vez lo había sido todo para ella. No importaba lo que tuviese que hacer para verlos otra vez. Lo haría. Sin dudarlo un instante.  ‘Ojalá pudiera retroceder el tiempo…’

 

‘Yo puedo hacerlo.’

Rika lo pensó, pero no lo dijo en voz alta. Después de todo, la Rena de este mundo no los podría ver nunca más.

 

‘¿Rika-chan…?’

 

‘Dime.’

 

‘¿Qué tengo que hacer… Para que puedan… perdonarme?’ dijo entre sollozos.

 

‘De hecho… Ellos no pueden.’  parecía que Rena se rompería en mil pedazos en cualquier momento.

 

‘Pero yo sí puedo perdonarte.’

 

Rena giró la cabeza y la miró con los ojos inundados de lágrimas. Entonces se lanzó a sus brazos y la abrazó con demasiada fuerza.

 

Los gritos de Rena pidiendo perdón a sus amigos llenaron el espacio. Parecía que hasta la lluvia se había quedado callada para escuchar su perdón. Mientras la chica del hacha lloraba como nunca antes lo había hecho, Rika sonreía y le acariciaba la cabeza como si se tratara de una niña pequeña.

Incluso en una escena como esta… Rika no lloraba. Había vivido tantos momentos como este… Que su corazón se había endurecido. Después de ver morir a sus amigos una y otra vez de formas distintas… Había dejado de ser humana. Se había convertido en un ser sin sentimientos cegado a cumplir su misión, sin importar las veces que lo intentara. Así que en los momentos que antes la habían hecho llorar, reír, o gritar de dolor, ahora ya no hacía nada. Nada. Y este momento no era una excepción. Solo actuaba detrás de una máscara para las personas que le importaban. Porque no quería perderlas. Mientras Rena lloraba en sus brazos, Rika pensó:

 

‘Ahora todo acabará como siempre. Dentro de unas horas estaré muerta. Y entonces viajaré en otro fragmento para encontrar un final feliz. Y no pararé hasta que lo encuentre.’

 

Finalmente Rena dejó de llorar, y la lluvia reanudó su música. La chica, ahora totalmente calmada, le dijo:

 

 ‘Gracias, Rika-chan’

 

 ‘No hay de qué. Soy tu amiga después de todo.’  Y añadió una sonrisa con su “Mii”. Con este último detalle, Rika volvía a ser la misma de siempre.

 

 

 

 

 

 

Se quedaron inmóviles durante unos segundos. La lluvia seguía cayendo, pero más suave. La ropa y el pelo de las dos chicas goteaban sin parar. Entonces Rena se dio la vuelta.

 ‘Supongo que esto es el adiós…’  dijo mientras cogía la foto del suelo mojado. Se le escapó una risita y una lágrima al ver la foto otra vez. No había motivo para seguir con vida. Esto era lo que pensaba Rena.

 

De hecho, hasta ahora, había estado resistiéndose. Tenía unas ganas locas de rasgarse el cuello. Abrirse la garganta con sus propias uñas. Y morir. Entonces, podría volver a ver a Keiichi, Mion y Satoko, y podrían volver a jugar todos juntos… Pero hasta ahora no lo había hecho, porque el sentimiento de culpa era tan pesado, que sentía que debía arreglarlo. Ahora que se sentía aliviada, era libre de hacerlo.

 

 

*grat*

 

Lo siento……. Chicos.

 

*grat* *grat* *grat*

 

 

‘Para.’

Rika había puesto la mano sobre el hombro de Rena.  ‘Por favor, no acabes así. Creo que… Ellos tampoco lo querrían.’ Y señaló la foto que sostenía Rena. Entonces, abrió el puño de su otra mano y enseñó una grande jeringuilla.

 

Las lágrimas corrieron por las mejillas de Rena por última vez.  ‘Muchas gracias’  Y sonrió.

 

La lluvia cada vez más intensa caía sobre la piel de Rika. Ella estaba mirando al cielo, y tenía a Rena detrás, tumbada. Parecía que estaba durmiendo, con una ligera sonrisa en el rostro.

 

‘¿Qué opinas, Hanyuu? ¿Crees que venceremos al destino?’  después de una pausa, dijo:  ‘Realmente eres una cabezota. Como mínimo me podrías dar ánimos, ¿no?’  como si estuviera hablando con alguien invisible, añadió:  ‘Bueno, tampoco es que me afecte tu opinión. Ya lo verás. Algún día, lo voy a lograr. No importa cuántas veces tenga que repetirlo, pero lo lograré.’

 

 

 

 

 

 

 

 

Forgotten Fragments   (Fragmentos Olvidados)

 

Extracto del Capítulo 7

 

Takurami - Higurashi OST
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